Tras once años, y después de que España dijera que la aerolÃnea española Swiftair no tiene culpa, el accidente del MD83 que cayó en tierra el 24 de julio de 2014 en Mali, mientras volaba de Ouagadougou, la capital de Burkina Faso a Argel, se sigue arrastrando por los juzgados ses, a la espera de un juicio y una sentencia (El accidente de la española Swiftair en Lituania, culpa de los pilotos).
Como saben, Francia tiene el propósito de juzgar las responsabilidades del accidente. Estaba a punto de proceder, cuando Swiftair pide que el asunto se remita al Tribunal de Justicia de la Unión Europea para ver si ha de ser o no Francia quien tenga que celebrar el juicio. Este tribunal se ha manifestado previamente en contra de que ParÃs juzgue este siniestro, pero los jueces ses siguieron adelante.
Al final, todo esto simplemente está retrasando una sentencia, otra, lo que enfada mucho a las familias, once años después del siniestro. En un comunicado, las familias muestran su enfado por la postura de la compañÃa aérea de volver a pedir que sea Europa la que se pronuncie nuevamente sobre quién ha de juzgar las responsabilidades por el accidente.
España también investigó el siniestro a nivel judicial, pero en el caso de nuestro paÃs todo concluyó en 2016, diciendo que Swiftair no hizo nada incorrecto. Pero Francia siguió adelante, con la acusación de homicidio involuntario. Ahà surge un tema jurÃdicamente muy sutil: si España emitió un veredicto, el mismo asunto no se puede juzgar dos veces. Pero la justicia sa dice que España no se pronunció.
En estos momentos no hay fecha de juicio y no se sabe que pasos van a tener lugar desde ahora.
Esta compañÃa tiene incidentes por doquier!.Jefes incompetentes, ex de aviacio civil para tener todo controlado,amiguismo, mucho enchufe, pues con esta simiente que se puede recoger, en fin nos conocemos todos en este mundillo.
Excelentes trabajadores y pésimos jefes en los despachos. Una lástima. Y una ironÃa que aún sigan volando.
Totalmente de acuerdo en que no se puede generalizar. Hay directivos cuya gestión ha dejado mucho que desear, pero también hay profesionales dentro del equipo que se dejan la piel y que merecen respeto.
Pedir cambios en la cúpula directiva es legÃtimo, pero llamar al cierre de la empresa es cruzar una lÃnea muy delicada: no solo se ataca a unos pocos, sino que se pone en juego el sustento de más de 800 familias, muchas de ellas formadas por trabajadores que lo dan todo dÃa tras dÃa.
La crÃtica es necesaria, pero siempre debe ir acompañada de sentido común y visión de conjunto.