De entrada, hacer una ley del Turismo que tenga el consenso de Podemos, Més y PSOE por un lado, y de los hoteleros, por otro, es un reto que no parece fácil. Si encima le sumamos la prosa que acompaña esta ley del gobierno de Baleares âque si cambio del modelo económico, que si nueva era para el desarrollo, etcéteraâel desafÃo parece inalcanzable. Pero, este viernes fue aprobada y se acabó la discusión.
Este aparente imposible es exactamente lo que parece que está a punto de conseguir el gobierno de Francina Armengol, al menos a primera vista. Tiene el apoyo de Més y de Podemos âlo segundo es fácil, porque han perdido todo mordiente; lo primero, no tantoây tiene el apoyo de algunos hoteleros de primer nivel, con criterio, que saben lo delicado polÃticamente que es un pronunciamiento suyo.
De manera que debemos esperar que la ley logre la cuadratura del cÃrculo, bien necesaria en Baleares: que permita el desarrollo, o sea la mejora de la calidad de vida, y al mismo tiempo ayude al reequilibrio de la economÃa. Nada fácil, nada sencillo, por los intereses que hay en juego.
Este viernes, el Govern de Baleares, súbitamente aprobó la ley, como decreto ley, de manera que entra en vigor de inmediato, a la espera de su convalidación parlamentaria. El motivo aducido para esta forma menos habitual de tramitación, que limita el papel de la oposición, es que habrÃa cláusulas que podrÃan suscitar un movimiento de los interesados para evitar su impacto. Es decir, algunas prohibiciones que podrÃan haberse saltado quienes se anticiparan a la entrada en vigor de la norma. Suena extraño, pero es posible que se trate de una medida de prudencia.
Ahora, pues, queda esperar a ver si, efectivamente, empezamos una nueva era para el turismo. Yo, personalmente, nunca creà que encontrar el punto intermedio entre los intereses de los hoteleros y los de la izquierda fuera a ser tan sencillo. Y menos que tuviera el aplauso de los âgrandesâ hoteleros.
Preferente.com Diario para profesionales del Turismo