No suele ocupar espacio en los grandes medios, probablemente eclipsado por Magalluf, en Mallorca. Pero lo que se llama el West End de Sant Antoni, en Ibiza, es uno de los lugares más brutales en materia de turismo juvenil y de excesos de toda clase. El turismo en esa zona de Ibiza no se ha adentrado por nuevos caminos sino que ha insistido en un turismo de âhooliganâ, que le ha dado una imagen muy problemática.
El alcalde, por ejemplo, dijo que algunos amigos suyos no quieren visitar el municipio âpor lo que les han dichoâ que ocurre en sus calles por las noches. En un coloquio que tuvo lugar organizado por el ayuntamiento y un diario de Ibiza, el alcalde Josep Tur ite el daño a la imagen turÃstica del municipio.
El alcalde reconoció que la imagen no es buena. itirlo, dijo, es el comienzo de la búsqueda de la solución. Dijo que la transformación de Sant Antoni no será fácil y que requerirá de más de una legislatura, pero hay que saber dónde se quiere ir, dijo, para poder enderezar el rumbo del barco. El alcalde dijo que pretende crear un ente que gestione el turismo de forma independiente del ayuntamiento, en cooperación con el sector privado. Con ironÃa, dijo que todos en el municipio viven del turismo pero que el ayuntamiento apenas cuenta con un concejal y un técnico de Turismo.
Al coloquio asistieron empresarios, como Antoni Ramon, quien itió que hubo un momento en el que los hoteleros de Sant Antoni tuvieron que escoger entre la tranquilidad de seguir contratando con los tour-operadores o la aventura de salir a vender directamente las plazas mediante Internet, sin que se hayan atrevido por lo segundo. En sentido positivo, el empresario dijo que ha habido intensas reformas de muchos hoteles.
Otros asistentes al coloquio propusieron cambiar el nombre al barrio West-End, tal vez por âS'Arravalâ, que algunos le llamaban originalmente, como modo de simbolizar el espÃritu de cambio que Sant Antoni desea introducir en su propuesta turÃstica.
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