Lamentablemente la ONU Turismo no se ha disuelto, por lo que la noticia no es la mejor posible. Seguirá existiendo y enredando sin hacer nada útil. Como siempre, será un foco de trapicheos, reparto de cargos, ring para la polÃtica. Lo normal. Lo que fue siempre desde su concepción (ONU Turismo: gana Emiratos, gana la pasta).
Pero podrÃa haber sido peor, porque al menos este relevo acaba con un mandato lleno de puntos oscuros, casi tantos como cercanÃa al poder en España. La relación entre ONU Turismo y el Gobierno español ha sido muy estrecha, tanto como oscura. Afortunadamente, las sombras fueron tantas que incluso para los niveles absolutamente relajados de las Naciones Unidas, no hubo espacio para la continuidad del infausto Zurab Pololikashvili, de Georgia.
¿Qué podemos esperar de la nueva secretaria general, Shaikha Al Nowais, representante de Emiratos? Pues lo máximo será que la corrupción no sea galopante, que la ONU Turismo no estorbe, que quizás en algún momento, en alguna ocasión, por coincidencia, haga algo que sea útil. Y nada más. Pero eso ya es mucho, porque hasta ahora se trataba del mundo al revés.
Los emiratos del Golfo, sean los que tienen su capital en Dubái, como los otros pequeños paÃses petroleros, son muy diferentes a las democracias occidentales, pero son pragmáticos y ejecutivos. Si en la ONU Turismo se introduce algo de su forma de actuar, por lo menos no irá a peor.
Pero eso es todo, porque el organismo es en sà mismo, en su concepción, un engendro que no puede llegar a ser útil en ningún caso. Va a remolque de todo, se alimenta de tópicos, gasta infinitamente más de lo que produce. Pero son los costes de la polÃtica, el precio de tener estas estructuras que nadie sabe si en alguna ocasión puede llegar a ser útil.