La aviación mundial acordó en Dubái un plan de descarbonización que prevé el final de las emisiones de CO2 en 2050 y, hasta entonces, una reducción de las emisiones del cinco por ciento hasta 2030, fundamentalmente gracias a la utilización de combustibles SAF, definitivamente lo único que realmente funciona (Dubái acaba con muchas más ventas de Boeing que de Airbus).
Los cien países firmantes, todos los relevantes, presentarán este acuerdo a la cumbre del clima COP 28. Estados Unidos, uno de los signatarios, dijo que es una señal clara del compromiso en este sentido. La aviación mundial aporta entre el dos y el tres por ciento del total de las emisiones de CO2.
Sin embargo, es necesario un desarrollo de la producción de combustibles SAF. Estos combustibles emiten CO2 cuando se emplean, pero en su producción han eliminado una cantidad equivalente de contaminación, por lo que el balance es cero. Hoy apenas se produce SAF suficiente para atender el 1 por ciento de la demanda mundial de combustibles de aviación, siempre y cuando la industria del motor no aspire también a comprar este recurso.
Los especialistas consideran que son necesarios entre 1,45 billones de dólares y 3.2, para disponer de suficiente producción de SAF en el futuro. No obstante, el compromiso de la industria de la aviación significa que quienes inviertan en esta producción tienen garantizados los clientes.
Una secta que promueve que lo que expulsamos por la nariz al respirar y de lo que se nutre la vegetación es una contaminación. Tan serio como el MILENARISMO. Y tan dañino.
Pero es que hay demasiada población en el mundo. Y hay que colarles algo a los adultos del futuro que justifique su pobreza y esclavitud.