Tras el desastre de Alitalia, los 782 millones de pérdidas netas de Air BerlÃn pasaron casi desapercibidos. Pero es uno de los peores resultados de la historia de la aviación, que se suman a una década de números rojos. Air BerlÃn lleva perdidos 4.100 millones de euros, algo impensable en una aerolÃnea alemana que hace apenas unos pocos años se expandÃa a gran velocidad.
Pero este año esto se ha acabado. No puede seguir. Su primer accionista (29 por ciento), Etihad, ha cambiado de presidente y es probable que se niegue a seguir tirando de chequera. Ray Gammell reemplaza a James Hogan al frente de Etihad fundamentalmente por el fracaso espectacular de la estrategia del segundo de comprar participaciones minoritarias en compañÃas aéreas de otros paÃses. La quiebra de Alitalia y las pérdidas interminables de Air BerlÃn permiten pensar que Etihad dejará de acudir a las ampliaciones de capital y de prestar dinero. Por eso es que Air BerlÃn dice que busca un nuevo socio. En realidad, donde dice âsocioâ debe decir âsponsorâ o âmecenasâ o, peor, âONGâ que ponga dinero.
Hogan no se equivocaba totalmente. No acertó, pero la suya fue una respuesta al problema de las tres grandes compañÃas del Golfo: crecer. ¿Cómo hacerlo cuando en muchos paÃses, especialmente Europa, hay un lÃmite a la propiedad de extranjeros? Hogan optó por comprar participaciones minoritarias con lo que se asume un riesgo pero no se dispone de la gestión. En el caso de Qatar Airlines, la idea es llevar a cabo inversiones minoritarias pero fortalecer asociaciones a través de la alianza One, en la que está IAG. Emirates, en cambio, opera aisladamente, enfrentándose a graves problemas para acceder a los mercados. Esta semana Emirates, que ha visto que sus vuelos a Francia ya no tienen más espacio, ha decidido poner más A-380, con más asientos, para transportar más pasajeros. Pero el lÃmite de esta polÃtica está cercano porque no hay aviones más grandes que los A-380. De hecho, probablemente la caÃda en los beneficios de este año demuestra que Emirates tiene techo.
Carsten Spohr, el director general de Lufthansa, viajó expresamente a Abu Dhabi para hablar del futuro de Air BerlÃn. Pero al parecer la conversación acabó cuando se llegó al tema de la enorme deuda de Air BerlÃn, 1.200 millones de euros. Lufthansa no quiere ni oÃr hablar de ello y Abu Dhabi no quiere perder este dinero.
Las cuestiones sobre la mesa son las siguientes: si Etihad no pone más dinero, ¿qué sucederá con Air BerlÃn si no llega a sanearse en un año? ¿Quién se quiere quedar con una aerolÃnea que tiene una deuda de 1.200 millones? El nuevo director general de Air BerlÃn, Thomas Winkelmann, afirma que su estrategia, la que está implementando, sà salvará a la compañÃa, porque tiene ideas claras y simples. Sin embargo, no parece que Winkelmann tenga mucho tiempo para mostrar resultados, que tras las pérdidas colosales de 2016, parecen lejanos. Y tampoco es un optimismo que no conozcamos del pasado.
La estrategia está clara la dejarán caer a final de año.....y nadie cobrará un euro.
Air BerlÃn terminará por desaparecer. Como ha sucedido con otras cias, ejem. Spanair