El yate Fortuna que antaño usó la Familia Real española vive sus dÃas en la base naval de PortopÃ, en Palma, ajeno al temporal judicial que ha abierto la que fue su tripulación. Los diez trabajadores, que estaban formalmente contratados por la adjudicataria Unión Naval Valencia S.A., han sido despedidos mediante un Expediente de Regulación de Empleo y aún no han cobrado indemnización alguna, según Ãltima Hora.
Tras ello, este mes de agosto los representantes de los tripulantes han demandado a Patrimonio Nacional en el Tribunal Superior de Justicia de Baleares por el despido colectivo y porque consideran que ha habido âcesión ilegalâ de empleados del organismo estatal a la concesionaria del servicio.
Aseguran que Unión Naval Valencia âlos ha dado de alta a la Seguridad Social para después cederlos a Patrimonio Nacionalâ y manifiestan que âla extinción de los contratos de estos trabajadores es fraudulenta y la confirmación judicial del mismo vulnerarÃa todos sus derechosâ.
Los tripulantes argumentan que âsiempre prestaron servicios directamente para Patrimonio Nacionalâ y âdependÃan funcionalmente de la Casa Real con una relación laboral de dependencia y ajenidad y dependencia retributiva de Patrimonioâ. En adición a ello, subrayan que Unión Naval Valencia S.A. dijo que el Estado indemnizarÃa a los empleados en caso de despido objetivo por desvinculación.
Los abogados de la tripulación han pedido la comparecencia judicial del presidente de Patrimonio Nacional, José RodrÃguez-Spiteri, y de la gerente, Alicia Pastor. Tras anunciar la Casa Real que renunciaba al uso del Fortuna, el Gobierno ha autorizado a Patrimonio a devolver el barco a sus donantes, los integrantes de la Fundación Cultura y Turismo (Fundatur), que están hablando con brokers para vender el yate. Ãste deberá cambiar de nombre y su valor rondará los 9 millones de euros, la mitad de lo que costó.
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