El negocio del turismo no es el turismo

Estoy intentando hacer un viaje, cumpliendo con las exigencias sanitarias en materia de test de Covid. Entonces uno descubre en toda su crudeza la dimensión del nuevo negocio del turismo, de los viajes, que no tiene nada que ver ni con los viajes, ni con el turismo, sino con los certificados de los test de Covid.

Las cosas son muy fáciles de explicar: mientras en algunos países europeos hay proveedores que hacen las pruebas PCR, con el documento válido ante la autoridad correspondiente, por apenas 40 euros, en España los precios mínimos superan los setenta euros y normalmente rozan los cien.

Esto es escandaloso, pero cuando vamos a las pruebas de antígenos, entonces esto se sale del mapa. En otros países europeos hay quien expide un certificado de una prueba de antígenos por seis euros, cuando el precio más habitual está en torno a los diez. En España, sin embargo, nadie hace la prueba por menos de treinta euros.

Yo tengo dos preguntas: primero, por qué las autoridades de la competencia y de Consumo (creo que hay un ministro muy guerrero en este departamento) permiten este acuerdo en los precios, que es más que evidente. Y, segundo, si esto se ha convertido en un negocio, por qué no se permite que la Sanidad pública, que hace hoy estos test gratuitamente sin certificado, no los haga válidos para viajar, cobrando diez o quince euros.

Cuando uno mira las diferencias en los precios y en los criterios, cuando uno ve que en Dinamarca –que no es un país de locos, por cierto– ya no hay medida alguna contra el Covid, y nosotros seguimos exprimiendo este melón, entonces no se explica nada.

Estamos en tiempos en los que el negocio del turismo lo hace la sanidad. Menos mal que algunos enfermos de Covid se han alojado en hoteles, a costa de vaya a saber quién.