La Unión Europea ha iniciado las consultas previas para modificar la Directiva de Viajes Combinados. La iniciativa del comisario de Justicia responde a que durante la reciente crisis del coronavirus prácticamente nadie cumplió las estipulaciones de la normativa en vigor. Es decir: dado que la Unión Europea tiene una legislación a la que nadie ha hecho caso, va a cambiarla (Bruselas trabaja en una directiva de viajes combinados âa prueba de crisisâ).
Francamente, esto no es serio. Esto no es aceptable. Esto no ocurre en ningún paÃs que merezca respeto.
El comisario de Justicia aduce, con razón, que las disposiciones actuales no son realistas. En efecto, cuando se iniciaron las cancelaciones masivas en 2020, resultado de la aparición de la epidemia de Coronavirus, pocas o más bien ninguna empresa devolvió el dinero anticipado de los viajeros en el plazo fijado de quince dÃas.
Ahora, uno se puede hacer legÃtimamente algunas preguntas: ¿por qué la nueva normativa que el comisario quiere introducir, hemos de pensar que será más respetable? ¿Qué normas de las que están en vigor en Europa son de obligado cumplimiento y cuáles, como esta directiva, sólo han de cumplirse si a los interesados les parece bien? ¿Qué sistema en el mundo tiene leyes que no son para ser cumplidas?
Europa necesita un baño de seriedad. La Directiva de Viajes Combinados, desde su propia idea, está viciada por la necesidad de los polÃticos de proclamarse como defensores de los derechos de los viajeros. De hecho, el mismo comisario anunció sus consultas diciendo que querÃa seguir garantizando los derechos de los consumidores, cosa que evidentemente no es verdad.
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