El escándalo en la dirección de la primera cadena hotelera urbana de España, NH, ocupa las portadas de todos los medios de comunicación del paÃs. Pocas veces se ha llegado a una situación tan extremadamente vergonzosa. El escándalo tiene que ver con la expulsión del consejo de istración de los representantes del 29 por ciento de la propiedad, la china HNA. El resto de accionistas, unidos, votaron contra la presencia de los chinos, al tiempo que cesaban al presidente y al máximo gestor de la hotelera. La empresa tiene varios accionistas, entre los que el mayoritario es HNA. Sin embargo, si los demás se unen, obviamente tienen más poder que los chinos. Y eso es lo que ha ocurrido. Los fondos de inversión y otros accionistas no chinos pusieron el grito en el cielo porque HNA habrÃa estado influyendo para que los gestores de la sociedad siguieran sus criterios y no los de la mayorÃa del capital.
Sea como fuere, más allá de esta lamentable historia, aquà hay una vÃctima indudable: NH. Ninguna organización seria puede soportar la presión de los accionistas a la greña. ¿Cómo se pueden fijar los planes estratégicos si los accionistas están abiertamente enfrentados? ¿Cómo pueden los directivos diseñar sus acciones comerciales si no saben por dónde va la propiedad?
El problema de esta crisis es que es una hotelera española lÃder, que tiene un pasivo importante, y que hoy más que nunca necesita de una gestión coherente y continuada para salir de la crisis que provocaron los años pasados. Este no es el momento de peleas âsi es que hay algún momento que sea adecuadoâ porque pone el futuro de la empresa en peligro. España se juega la primera cadena hotelera urbana, construida tras muchos años de trabajo.
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