Una vez se han constituido los Ayuntamientos tras las pasadas elecciones municipales por un lado y, por otro, empiezan a tomar forma nuevos Gobiernos en muchas Comunidades Autónomas, empezamos a oÃr declaraciones como que se van a parar con efecto inmediato nuevas inversiones en hoteles y otras infraestructuras turÃsticas en varios puntos de nuestra geografÃa. Llaman más la atención, por su importancia, los casos de Barcelona y Madrid.
Este tipo de declaración y ulterior acción, proviene, casi siempre, de partidos polÃticos de izquierda. Es una especia de prueba de pureza de sangre que confiere al responsable de tales medidas el estatus de izquierdista de pura ley.
No estoy diciendo que tengan que hacerse más hoteles en Barcelona ni lo contrario. Lo que digo es que para tomar una decisión asÃ, uno no debe basarse en pura ideologÃa. (Por cierto no sé que tiene de izquierdas ni de derechas que haya más o menos hoteles). Para tomar una decisión asà creo que se deberÃa valorar, entre otros aspectos, los puestos de trabajo que se van a crear o no, los impuestos que se generarán o no, el territorio que se ocupará o no y los recursos que se consumirán o no. Además, habrÃa que ver cual es el número ideal en cada momento para que una industria sea sostenible y viable económicamente, que en el caso de los hoteles depende mucho de las tarifas de las habitaciones en una ciudad o playa determinada, es decir, del efecto de la oferta y la demanda.
Diez años en Asia me han dado perspectiva para conocer qué se hace bien o mal en España, en Europa, en Asia, en Singapur o en China. En Asia he vivido en regÃmenes dictatoriales y en democracias, de derechas y de izquierdas, y una de las cosas comunes a todos los paÃses de Asia, sea cual sea su régimen y su ideologÃa, es que no toman decisiones a la ligera si pueden afectar a la economÃa. SerÃa bueno que los nuevos dirigentes reflexionaran al respecto y no se tomen decisiones que parezcan muy de izquierdas y que lo único que consigan sea destruir o no crear empleo. No crean los nuevos gobernantes que con tales medidas perjudican a los ricos y a los inversores, a los que parece tienen manÃa, porque el dinero y la inversión no conoce fronteras y, simplemente, se irá a donde mejor rendimiento obtenga. Me temo que con tales medidas sólo perjudicarÃan a los desempleados y a las clases medias.
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