Casi 1.500 dólares le pagó Singapore Airlines a Gill y Warren Press, una pareja de Nueva Zelanda que voló en uno de sus aviones junto a un perro que tenÃa flatulencias y roncaba.
Los dos pasajeros se quejaron a la compañÃa aérea porque el perro, propiedad de otro pasajeros, les arruinó el viaje de 13 horas entre ParÃs y Singapur. Los viajeros de clase manifestaron su queja a la aerolÃnea, que inicialmente se negó a cualquier compensación económica.
La pareja dijo que no esperaba encontrase con ese animal. El marido de la pareja iba de pantalón corto y el perro lo tocó. En el vuelo pidieron cambiar de asientos, pero no habÃa más que en clase económica y no quisieron, prefiriendo el perro a los pasajeros de más atrás.
La aerolÃnea aceptó pedir disculpas y darles un bono de 73 dólares, que no fue aceptados. Entonces les ofreció bonos de 185 dólares que también fueron considerados insuficientes.
Finalmente recibieron 1.410 dólares que satisficieron sus quejas. No consta que el propietario del perro hiciera reclamación alguna ni tampoco se sabe si la compañÃa también habrÃa indemnizado de igual manera al mismo.
Iberia cobra 380 euros por trayecto para perro en cabina en vuelo Intercontinental. Con lo que recaudan por llevar 4 perros debajo del asiento ya está, más que cubierta la indemnización, generosa, por otra parte (me imagino donde les hubiera mandado Iberia) . Normalmente los perros que viajan en avión no tieneneste tipo de flatulencias, asà que les sigue saliendo a cuenta a las aerolÃneas.
Qué mala baba tiene el que ha escrito esto, asà que los pasajeros prefirieron al perro a los pasajeros de más atrás.
Si, claro.
¿No serÃa que preferÃan los ASIENTOS de turista a los de turista en un vuelo de 13 horas?
Quien no ha viajado con un pax con flatulencias, se está perdiendo la âesenciaâ de la Humanidad, de la globalización, del mestizaje y el apego a la vida que tienen l@s del âmiedo a volarâ que exhalan por todo tipo de esfÃnteres y glándulas sean estas endocrinas o exocrinas convirtiendo el viaje en placer agradabilÃsimo.
Si las cÃas tuvieran que indemnizar por las molestias -léase tortura-, no habrÃa fondos.!!!
Pues sÃ. Sin ir más lejos, hace unos dÃas me toco volar junto a un pasajero pobre.
Parece que lo subieron de tercera clase a primera.
Fue extremadamente incómodo.
Ya he encargado a mi PA que pida catálogos de aviones privados. Pongo a Dios por testigo que no volveré a sufrir humillación semejante.